En muchos templos religiosos de todo el mundo, y especialmente en Estados Unidos, se ha transmitido, tradicionalmente, un mensaje de que su fieles van prosperando económicamente según Dios les va bendiciendo.
Es decir, que según esta visión religiosa de moda, se supone que cuanto mejor cristiano es uno, dentro de su congregación religiosa, va consiguiendo un puesto mejor, un carro mejor, una mansión más grande, y mejores cosas. Ese es el falso evangelio de la riqueza.
Y después existe un falso evangelio de la pobreza, que vende un falso mensaje acerca de las bondades de vivir en la miseria, comer frugalmente, caminar con sandalias, padecer carencias, y tener terror a aceptar bienes materiales y prosperidad, ya que es como un chantaje religioso: "si disfrutas de los bienes y las cosas de la vida, el Reino de Dios te cerrará las puertas e irás al infierno"...
Ambas posturas son sendos disparates e incurren en un fanatismo injustificado. Para ser cristiano no hay que ser necesariamente ni rico ni pobre, sino sencillamente vivir esa creencia espiritual, honradamente, y aplicarla después a nuestra realidad vital y económica.
Nosotros somos seres humanos, con una parte de nuestra esencia que proviene de nuestro Dios Celestial, y con una parte física y material, puesto que tenemos que vivir físicamente en la Tierra, ahora y en la siguiente vida futura, tras la resurrección. Nosotros no somos ángeles, y no iremos nunca a ningún cielo; por eso tenemos que buscar nuestro equilibrio de seres perfectos y espirituales, como hijos de Dios, viviendo física y materialmente en la Tierra.
Lo que está claro y es cierto es que Dios creó la Tierra para que tuviéramos abundancia de todas las cosas, pero que a causa de la caída en desgracia y en pecado en el Jardín de Edén, por parte de Adán y Eva, hemos perdido nuestra bendición, y ahora solo nos queda intentar recuperar nuestra bendición y nuestro puesto original de dignidad.
Lo que no es normal es que en el actual mundo haya una Elite privilegiada, de unas cuantas familias nobiliarias y ocultistas, tanto en las religiones como en el poder, y que manejen inmensas fortunas, protegidas en paraísos fiscales, en Suiza, en las Bahamas, etc.., mientras la gente sufre penurias y falta de medios económicos. Incluso muchos seres humanos mueren de hambre.
Porque el desequilibrio económico en el mundo no es casual, sino que está tramado a propósito por mentes diabólicas, criminales, y corrompidas, para hacer todo el daño posible a la población.
Así que la virtud no reside en vivir en una pobreza, ni forzada ni natural.
Sino que el equilibrio económico y material, y la situación de virtud económica, se logrará cuando esa camarilla de ladrones demoniacos de la Elite satánica Illuminati y del Vaticano, que manejan a todos los gobiernos, sean desalojados de sus poltronas del poder. Porque actualmente estamos siendo gobernados literalmente por demonios, los cuales sirven directamente al Diablo.
Por eso no es ninguna bendición el padecer la miseria y la falta de medios, que esos monstruos del poder nos obligan a tener, sino en todo caso es una situación de injusticia y un castigo.
Lógicamente, la Biblia dice que la pobreza es una maldición (Deut. 28:48).
Dios no es egoísta o mezquino sino que nos dá todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. (1 Timoteo 6:17)
Dios nos dá poder para hacer riqueza. (Deuteronomio 8:18)
El Evangelio contempla la prosperidad como algo bueno: "El anciano al muy amado Gayo, a quien yo amo en la verdad: Amado, mi oración es que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma". 3ª Juan 1 y 2.
Pero tiene que haber un equilibrio, pues en este mundo materalista actual, de culto idolátrico al dinero y al becerro de oro, no es buena la insolidaridad y la falta de humanidad de unos hermanos con otros. Por eso Jesús dijo que "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos". Mateo 19: 24.
Es decir, que la abundancia en sí no es castigo sino bendición, pues de Dios proviene. Pero la insolidaridad, el egoísmo, la explotación y la avaricia, no deben premiarse, sino recriminarse, puesto que no son valores edificantes ni positivos, ni para nadie ni para sí mismos.
"He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte. Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios". Ecl. 5:18-19
Todo lo que somos y tenemos proviene de Dios. "Todas mis fuentes están en tí". Salmos cap 87 vers 7.
En el tiempo venidero en el Reino de Dios en La Tierra se acabará definitivamente con los problemas derivados de la pobreza. “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia”. Salmos cap 72 vers 16. Si la abundancia fuera mala no se prometería como una bendición en las Escrituras.
Pero, ahora mismo, nosotros, como hijos de Dios, teniendo que vivir en un mundo corrompido, soportando la prueba de tener que vivir en un mundo gobernado por monstruos demoniacos y degenerados, tenemos que buscar un orden de prioridades de cosas: "Busca primero el Reino de Dios y todas las demás cosas te serán dadas por añadidura". Mateo cap 6 vers 33.
Por eso en el mundo actual, que será terminado en breve, es mejor hacer tesoros en el cielo, en donde está Dios, que no en la tierra, en donde están los criminales demoniacos, de la política, de la religión, y de la economía, gobernando. Mateo cap 6 vers 20.
"Sin dirección sabia, el pueblo empobrece... Pero cuando el justo gobierna, la ciudad tendrá paz y bienestar” Proverbios cap 11 vers 11 y 14.
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