martes, 12 de abril de 2016

La Maldición de la Mujer

En todas las Iglesias de la Cristiandad siempre se arrastra un viejo debate acerca del papel que deben tener las mujeres en las congregaciones cristianas de las Iglesias, con preguntas típicas como: ¿Pueden las Mujeres ser Sacerdotes o Pastoras de Iglesia?...

En los dos últimos siglos se desarrolló un avance de los derechos sociales de la mujer en el mundo occidental, para que las mujeres pudieran tener derecho a estudiar cualquier carrera, el derecho a poder trabajar, formar parte del mundo militar, derecho a permanecer soltera o a divorciarse, derecho a votar en las Elecciones Políticas, etc...
Hoy en día en nuestra sociedad la igualdad de sexos es un hecho social reconocido con normalidad.

Sin embargo, desde nuestro punto de vista actual, el Antiguo Israel tenía un modelo social rígido, muy patriarcal y machista. Para la mujer israelita era una deshonra y una vergüenza pública no tener marido.

Si en aquella época una mujer se hubiera levantado para pregonar enseñanzas y dirigir a las masas, seguramente nadie la habría hecho caso, y la gente la habría instado a que se callase y que fuese a atender a su marido y a sus hijos.

Los ángeles siempre se aparecían en forma masculina, como varones; y Jesús se encarnó en un hombre y no en una mujer. Igualmente, los grandes profetas también eran siempre hombres.

Muchas mujeres de hoy, y hombres, piensan que tanto mujeres como hombres deberían tener los mismos derechos en la Iglesia, y que por tanto las mujeres deberían poder ocupar también los cargos de Pastoras o Dirigentes.


Pero todavía nos seguimos encontrando con palabras como las del apóstol Pablo en el Nuevo Testamento, en 1ª Corintios cap 14 vers 34 y 35:

"Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también lo dice la ley. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación".

Así que entonces hay mujeres y también hombres que no entienden esta situación de supuesto atraso o marginación que la Biblia hace a la mujer, y que a los ojos de la sociedad de hoy no viene ya a cuento. ¿Por qué este desfase entre lo que dice la Biblia y el moderno esquema social de nuestro siglo XXI?...

Para entender este problema tenemos que "viajar" al Pasado y sumergirnos en la ProtoHistoria Humana, cuando empezó allá en el Jardín del Edén. Pues El Mito es la Evolucion, que nunca pasó de ser una teoría, y la Creación es la Realidad. Porque todo viene de una maldición y de un castigo.

LA MALDICIÓN DE DIOS A LA MUJER

Allí, en el Jardín del Eden nos encontramos con que Dios lanzó una Maldición Terrible hacia la Mujer, después de haberse cometido el pecado de desobediencia hacia el Creador. Muchas veces hemos leído esos pasajes pero no hemos reparado en su gran significado.

Porque lo que hemos de entender es que después de cometerse el pecado original, Dios castigó con una maldición específica para la mujer, otra maldición específica para el hombre y además una maldición para ambos.


La maldición o castigo específico de Dios hacia Eva, la mujer, se encuentra en Génesis 3:16

"A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos"

Efectivamente, como podemos ver, el hombre no tiene que dar a luz, y esa maldición es específica para la mujer. Se dice que la mujer es el único ser animal que tiene mayores dolores y molestias en sus partos, a diferencia del resto de animales.

Pero la maldición de Dios a la mujer continúa y ahora viene la parte que más nos interesa y de la que venimos hablando:

"Tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de tí"

Esta maldición siempre ha pesado como una losa sobre la mujer a lo largo de toda la Historia. Dios castigó a la mujer, humillándola, haciendo que fuera sometida bajo la voluntad del marido.

Ovbiamente, como podemos deducir, si a partir de ese momento del pecado original, la mujer debía someterse al marido, eso quiere decir que antes del pecado "hombre y mujer eran exactamente iguales" en sus derechos existenciales y en su función matrimonial, familiar y social.

Dios no creó a la mujer con desventajas ni para que estuviera en un segundo plano de importancia, sino idéntica al hombre, en todos sus derechos, solo que con género femenino. Pero la maldición de quedar humillada al hombre le vino a la mujer como consecuencia del castigo divino que Dios mandó.

Aquí hemos encontrado la explicación de por qué, como decía Pablo, la mujer debe estar sujeta al marido y no extralimitarse en sus funciones matrimoniales y sociales: Sencillamente porque así lo ha dispuesto Dios, como castigo directo, específico, y claro, a la mujer.

Desde este punto de vista del castigo de humillación de Dios a la mujer, ciertamente, la mujer, no debería dedicarse a dirigir congregaciones de hombres y mujeres, sino ocupar un papel más modesto y acorde conforme a lo que Dios ha ordenado.

Los rabinos y guardianes de la tradición judía siempre pensaron que esta maldición de la mujer venía del hecho de que Eva fue la primera en desobedecer en el Jardín del Edén, y además, ya cometido el hecho, de algún modo, incitó, motivó, o animó, a que su compañero, Adan, también transgrediese, para así hacerse co-responsables. Naturalmente, esto tampoco eximió a Adán de su propia culpa.

Satanás razonó que Eva era la parte más débil de la pareja humana y así planeó su estrategia. Simplemente esperó pacientemente a que un día Eva pasara cerca, ella sola, del árbol prohibido. Así podría engatusarla mejor, y para cuando viniera Adán ya sería tarde. Seguramente si en ese momento hubieran estado juntos se habrían protegido mejor y habrían rechazado al astuto enemigo.

Pero hay además otro detalle añadido, muy interesante e importante:
Y es que unos versículos más adelante, en Génesis 3: 20 se cumple por primera vez el castigo de sometimiento de la mujer hacia Adán, y es que Adán puso nombre a su mujer, como si fuera algo o alguien de su propiedad:

"Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva"

Recordemos que en el capítulo anterior, cuando Adán estaba solo y todavía no existía la mujer, Dios mandó a Adán que pusiera nombre a los animales, siguiendo las instrucciones que Dios le dió:

Génesis 2:20. "Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo".

Porque Dios había colocado a Adán como ser superior de la Creación en la Tierra, para que se enseñorease de todo cuanto había. Y puso nombre a los animales. Del mismo modo, a partir del pecado en Edén, se rompió el equilibrio natural y perfecto entre el hombre y la mujer y entre el ser humano y la Naturaleza. Entonces Adán se enseñoreó también de la mujer, y fue cuando la puso nombre: Eva. Hasta entonces, durante todo el tiempo que habían estado viviendo juntos, jamás Adán puso nombre a su compañera.

Como hemos podido observar, existe un desequilibrio, impuesto, por castigo, ¡una maldición! en la relación hombre-mujer, que viene desde el principio de la Historia de la Humanidad, a causa del pecado original.

La culpa de que siempre haya existido una sociedad desigual entre hombres y mujeres no es porque los hombres sean unos machistas asquerosos y egoístas y que quieran discriminar a la mujer, sino que pesa una maldición del propio Dios sobre la mujer, que ha condicionado siempre su vida. ¿Para qué iban a querer los hombres discriminar a sus madres, esposas, hijas, cuñadas, parientes y amigas?...

El lector se preguntará, por curiosidad:
Bueno, ¿Y cuál era el castigo específico de Dios para el hombre?

"Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás". Génesis 3: 17 al 19.



En este contexto histórico-bíblico podremos entender mejor cuál debe de ser el papel que tienen que tener las mujeres en las congregaciones cristianas, y que deberían tener en la sociedad. Y si bien ahora tenemos el Nuevo Testamento, también es cierto que el Castigo y la Maldición de Dios a los seres humanos, por el pecado original, sigue y seguirá vigente, hasta que Jesucristo vuelva en su 2ª Venida a la Tierra.

Por eso ante la pregunta: ¿Deberían ordenarse las mujeres como sacerdotes o pastoras? es bueno primeramente leer un artículo como éste, en donde se recuerda la raíz del problema, y que cada uno saque después su conclusión.

En el Nuevo Reino de Dios en la Tierra, la relación hombre-mujer volverá a su equilibrio perfecto original, incluso en un estadio o fase superior. No hará falta celebrar bodas ni banquetes de uniones matrimoniales, como tampoco habrá entierros ni bautizos, ni existirán las enfermedades ni los hospitales. Será un mundo diferente.

El hombre no pertenecerá a la mujer ni la mujer al hombre sino que serán dioses (como pequeños dioses). Pero seguirá habiendo hijos, y por tanto, unión entre hombre y mujer, pues para eso Dios los creó con género diferente, para unirse, acompañarse, complementarse, y también procrear.


El avance social y de derechos que ha experimentado la mujer en los últimos siglos, no ha venido de parte de Dios, pues el Castigo de humillación de Dios sobre la mujer no ha concluído todavía. La supuesta "liberación" de la mujer, así como el movimiento hippy de los años 1960, y muchas otras modas sociales, han venido de parte del Diablo, a través de sus sociedades secretas satánicas, que controlan todas las áreas de nuestro mundo.

El Diablo sabía que la verdadera liberación de la mujer iba a venir pronto, que estaba a las puertas, con la 2ª Venida de Cristo, y lo único que hace, como en otros asuntos, es adelantarse. Sin embargo, nótese que el Diablo no estuvo interesado en liberar a la mujer desde el primer siglo de Historia, sino al final del todo, cuando el tiempo llega a su fín, y ya no queda más remedio que asumirlo.

El Nuevo Orden Mundial, bajo la dirección última de Satanás, pretende esclavizar laboralmente tanto al hombre como a la mujer, que paguen así más impuestos, y para que sus hijos sean educados por las Instituciones de los Estados, adoctrinados en las consignas amorales y anti-bíblicas de la Nueva Sociedad Global.

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