viernes, 27 de abril de 2012

Inglaterra planeó la Guerra de las Malvinas



En 1968 había un acuerdo entre Gran Bretaña y Argentina para entrar en proceso de negociaciones, a fín de devolver, en un plazo de tiempo por determinar, la soberanía de Malvinas a Argentina; un caso similar al de Gibraltar en España, cuya devolución a España también estaba prevista y acordada. Todo estaba bien encauzado, y la administración argentina satisfecha.

Pero los británicos se dieron cuenta de que no les interesaba entrar en ningún proceso de negociación, puesto que el cometido final de la negociación era la devolución de las islas. Así que prescindieron del acuerdo y no iniciaron ningún proceso de negociación con Argentina, sino que la única opción que siguieron fué aquella que sí les podría beneficiar a sus intereses: provocar un conflicto armado, el cual otorgaría, supuestamente la legitimidad al bando vencedor.

Esta fué la lógica y la manera de pensar inglesa. Por eso ya desde 1968 la Oficina de Asuntos Exteriores Británica estuvo rehuyendo cualquier tipo de negociación y orientando toda su estrategia exterior con Argentina para ir llevando el contencioso hacia el terreno final de una Guerra por las Malvinas.

En realidad en 1975 y en 1976 llegaron dos informes secretos al Gobierno Británico, el "Grifith" y el "Shakleton", respectivamente, los cuales revelaban la existencia de grandes reservas petrolíferas en el Atlántico Sur, en la zona de Las Malvinas .

30 años después vuelve tensión a la zona de Malvinas, a causa del petróleo hallado. El Reino Unido tiene pensado extraer el petróleo de Malvinas para el año 2016.

El descubrimiento de este vasto yacimiento petrolífero en el cono sur americano fué simplemente un agravante británico más, de mucho peso, para romper las negociaciones, ya que en cualquier caso, Inglaterra jamás devolvería Malvinas a Argentina, del mismo modo que jamás devolvería Gibraltar a España. Pues tanto Malvinas como Gibraltar tienen un gran valor estratégico, y en Gibraltar no se han explotado nunca, al menos por el momento, recursos petrolíferos.

De modo que ya desde 1975, fecha del informe del petróleo, Inglaterra se empezó a preparar activamente y militarmente para abordar el conflicto armado con Argentina; 8 años de preparativos militares, cuidadosamente premeditados, y sin revelar sus verdaderos planes.

El hecho de que el Reino Unido despreciase toda negociación con Argentina, más el llamado "Incidente de las Islas Georgias del Sur", acaecido en marzo de 1982, por el cual una fuerza militar británica expulsó a un grupo de trabajadores civiles argentinos, fué lo que llevó en 1982 al General Leopoldo Galtieri, el jefe militar del Estado Argentino en ese momento, a ordenar la toma de las islas. Eso era justamente lo que Londres había esperado y provocado.

A Argentina no le interesaba ni pretendía ningún conflicto bélico, sino que le interesaba simplemente seguir la hoja de ruta que ya estaba pactada: la negociación diplomática. Pero al Reino Unido no le interesaba negociar nada, y sí le interesaba mucho desencadenar el conflicto armado por las islas, que era lo único que podría otorgarle una supuesta legitimidad, a sangre y fuego, claro.

La negociación británica en estos temas coloniales siempre ha sido un callejón sin salida. La técnica tramposa británica, tanto para Argentina como para España, era la misma. Londres indicaba a Buenos Aires que negociara con los isleños, y a Madrid que negociara con los habitantes de la Roca.

Pero hay un problema tramposo, que juega a favor británico: que los nuevos isleños de las Falkland Islands no son los isleños originales que había en las Islas Malvinas, ni sus descendientes, sino gente importada desde 1832 de la metrópoli londinense.

El caso español de Gibraltar

De igual manera, los habitantes actuales que habitan hoy en "Yibrolta" no son los gibraltareños originales de Gibraltar, ni los descendientes de los gibraltareños originales que había hasta antes del año 1704, sino nuevos colonos importados de la metrópoli londinense y sus descendientes británicos, llegados a partir de esa fecha. Gente allegada, no natural del lugar, con la que España no tiene nada que negociar en su contencioso histórico.

El ministro Moratinos, más conocido como Desatinos, del gobierno socialista de Zapatero, cayó también en la vieja trampa británica, y allá se fué a negociar inútilmente con los gibraltareños, que no son sino ciudadanos británicos recalcitrantes, muchos de ellos recién llegados de la metrópoli. Y allí estuvieron tomando el pelo a Moratinos. La otra trampa era negociar a tres bandas: Londres, Madrid y Gibraltar, tres sillas, dando una absurda categoría de Estado a la colonia.

La incompetencia española para negociar Gibraltar siempre fué manifiesta; no solo no se ha sabido negociar, sino que además se ha ido regalando territorio extra al Reino Unido para que fueran construyendo y ampliando un Aeropuerto en Gibraltar, quitando el terreno a la Bahía de Algeciras.
¿Se puede ser más estúpido?...

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