lunes, 16 de enero de 2012

Las pruebas bíblicas

El arqueólogo bíblico Ron Wyatt (1933-1999)

En 1978, el arqueólogo bíblico Ron Wyatt y su equipo de investigación, del que formaban parte sus dos hijos, se dirigieron a Egipto para investigar las huellas de Moisés y del pueblo hebreo durante el Paso del Mar Rojo. En la playa del Golfo de Accaba encontraron una columna de estilo fenicio, con sus inscripciones muy erosionadas por el agua.

Pero en 1984, Ron encontró la otra columna en la orilla arábiga, con sus inscripciones hebreas, esta vez en muy buen estado. Por eso en aquél texto antiguo, pudieron encontrar palabras como: Moisés, Faraón, Yahweh, etc... ¡El nombre de Yahweh escrito en la columna, hace miles de años!...

Ron Wyatt y su equipo junto a la columna hebrea erosionada del lado egipcio.

En opinión de Ron Wyatt, esas columnas fueron erigidas por el Rey Salomón como un Memorial del Paso del pueblo hebreo por el Mar Rojo, ya que también estaba inscrito el nombre de Salomón.

Pero ocurrió algo. En ese mismo año, en 1984, Ron Wyatt y sus hijos fueron encarcelados en Arabia Saudita, acusados de ser espías israelíes. Tiempo después, y viendo que la situación se tornaba peligrosa, Ron condujo a las autoridades saudíes hacia el mojón de piedra labrada por Salomón que había encontrado en tierra de Arabia Saudita, para demostrarles que ellos eran en verdad investigadores arqueólogos.

Mas cuando llegaron al lugar se encontraron con la sorpresa de que ya no quedaban allí ni las raspas; se habían llevado el monumento íntegro, y en su lugar había un poste metálico clavado en la tierra, con un banderín, y una inscripción oficial en la base del poste que indicaba que dicho emplazamiento había sido "inspeccionado convenientemente" por las autoridades saudíes.

En lugar del pilar de Salomón dedicado al Paso del Mar Rojo, ahora aparecía un poste metálico con una inscripción oficial de inspección. Se habían llevado la columna hebrea.

Nunca más se volvió a saber de aquella columna hebrea ni hacia dónde la llevaron. Y en cuanto a la primera columna, la que permanecía erosionada en Egipto, fué cambiada de lugar y colocada en otro paraje. Al menos este episodio de las columnas sirvió para salvar la vida a Ron y a sus hijos, como después comentaría más adelante el investigador.

Vez tras vez esto es lo que viene ocurriendo invariablemente en la historia de la Arqueología, siendo este episodio de Ron Wyatt y los mojones de Salomón, tan sólo un caso más de entre miles de casos.

Desde siempre, los regímenes y gobiernos, que han gobernado diabólicamente en los distintos pueblos de la Tierra, se han apoderado de todas las pruebas bíblicas arqueológicas que han sido halladas, o bien las han destruído, o bien las han guardado en cámaras secretas. En otros casos, se han ignorado oficialmente tales pruebas, pasándolas por alto, sin que encontrasen cabida en ningún medio de comunicación hablado o escrito.

A las élites satánicas que, en todo momento y lugar han sometido a los pueblos de la Tierra, no les interesa que la gente encuentre dichas pruebas palpables y materiales, que revelen la verdadera historia de la humanidad y su auténtico pasado.

En conclusión, el mundo físico actual está presentado, y colocadas sus piezas, de tal manera, que las pruebas bíblicas del Pasado no pueden ser evidenciadas claramente, al menos por la mayor parte de los seres humanos.

Moisés y más de 1 millón de personas del pueblo hebreo cruzaron el Mar Rojo, en el año 1445 antes de Cristo, aproximadamente.

Pero es que resulta que, por otra parte, a Dios mismo, tampoco le ha interesado que las pruebas bíblicas fuesen descubiertas con claridad a la luz pública mundial. Porque de haberlo querido, ya habría desenterrado y desenpolvado las millones de todas las pruebas bíblicas que existen.

Porque Dios quiere que las personas crean en El por fé, y no mediante la evidencia de haber encontrado ciertas pruebas arqueológicas o materiales, pues de este modo, ya no tiene mérito: uno cree en algo porque no tiene más remedio, ya que lo ha visto con sus propios ojos. Esta situación es muy triste y frustrante para Dios, y no es deseada por El.

Pongamos un ejemplo imaginario: Si ahora regresara Jesucristo, y pudiéramos conversar con él y con sus apóstoles, y presenciar milagros de curaciones y resurrecciones, claro que creeríamos en Jesús y en su Padre Celestial, y en su Palabra, pero porque lo estamos viendo con nuestros ojos. Pues nadie podría negar la evidencia de la realidad. Es decir, que, "ahora sí creeríamos, porque hay un interés". Puesto que si vemos cuál es la realidad, mal nos iba a ir si nos pusiéramos en su contra.

De la misma manera que hay gente que llega a creer en Dios porque ha sufrido experiencias diabólicas en su círculo próximo, familiar o social, y ha visto "las orejas del lobo", como se suele decir. También es muy triste para Dios que una persona se acerque a El por causa de huir de motivos satánicos, aunque al menos se haya acercado.

Jesús, resucitado, se aparece a sus discípulos. Tomás se resiste a creer.

Recordemos brevemente el interesante pasaje de la incredulidad del discípulo Tomás, que se encuentra en Juan cap 20, cuando, después de la resurrección de Jesús, dijo a sus compañeros:

- "Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en su costado, no creeré".

Ocho días después, estando los discípulos reunidos por miedo a los judíos, se apareció Jesús y se puso en medio de ellos, y dijo a Tomás:

- "Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente".

Entonces Tomás respondió y le dijo: "Señor mío, y Dios mío"

Jesús le dijo: "Porque me has visto, Tomás, creíste;
Bienaventurados los que no vieron, y creyeron
".

De todos modos, la oscuridad de las cosas en el mundo no será permanente y para siempre, sino que la revelación de todas las verdades, que siempre han estado ocultas, está guardada para el tiempo final, pues así lo estableció el propio Jesucristo:

"Porque no hay nada cuidadosamente ocultado que no haya de revelarse, ni secreto que no llegue a saberse", Lucas cap 12 vers 2. "La verdad os hará libres", Juan cap 8 vers 32.

Hay una evidencia histórica y arqueológica que se encuentra delante de nuestros ojos todos los días, y no nos damos ni cuenta, o por lo menos no sabemos apreciar su gran valor en toda su dimensión: La Biblia.

Cuando llegue el tiempo en que toda la realidad al completo se evidencie por sí misma, entonces ya no habrá lugar para creer por fé. El tiempo de gracia habrá concluído, y llegará el tiempo de justicia.

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