martes, 31 de enero de 2012

Habrá Mar en La Tierra

¡Amigos, traigo buenas noticias!...

Uno de los misterios más extraños y que más se resistían a resolver es el de la ausencia de mar en la nueva Tierra que existirá en el futuro, después del Fín del Mundo. ¿Por qué diablos no habrá mar?...

El texto viene en Apocalipsis cap 21 vers 1:
"Ví un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más".

Por lo visto, toda la cristiandad en general, formada por todas las iglesias y denominaciones cristianas, han entendido y enseñado siempre que en el nuevo mundo ya no habrá mar.

La explicación que siempre han dado a esta chocante situación es que muchas serían las personas resucitadas y salvadas para vivir en la Tierra, más los hijos y descendientes que éstos tendrían; por lo tanto eliminando el mar se recuperaba así mucho territorio útil para vivir. Es decir, que se pensó que no habría suficiente espacio para todos, y que eliminando el mar pues así se ganaría un poco más de terreno.

Pero esto no se tiene en pié, no tiene ni pies ni cabeza, y no tiene sentido común ninguno. Vamos a recuperar la cordura y la sensatez, y vamos a recuperar el sentido fiel y verdadero del texto.

Descubrimos dónde está el problema y cuál es el verdadero sentido del texto cuando cogemos otras versiones y lo contrastamos. Vamos a ver la versión "Dios habla hoy" 1994:

(DHH) "Después ví un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y también el mar".

¡Qué diferencia! Esta versión sí ha acertado en la traducción correcta.
Vamos a ver una segunda versión distinta que nos refuerza ese verdadero significado del texto. Veamos el mismo versículo según la versión de la Biblia "Nueva Versión Internacional" 1999:

(NVI) "Después ví un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar".

¡Exacto! ¡Ahí está la clave!; estas dos traducciones sí cuadran; son correctas, y han acertado en el sentido fiel de la Palabra. Ahora sí tiene sentido el texto. ¡Esto lo cambia todo!...


El enigma está resuelto, y es muy sencillo: el profeta Juan dice que los primeros cielos, tierra y mar pasaron, y dejaron de existir, y que, sencillamente, ahora vé un cielo nuevo y un planeta nuevo; y ese planeta nuevo, como es lógico y natural, tiene mar y tierra nuevos. Así de sencillo.

Ya hemos dicho otras veces que aquí no se habla de dos planetas diferentes, sino del mismo planeta, que ha sido renovado. El planeta sigue siendo la Tierra, pero reformada, purificada y limpiada su superficie con fuego, y renovada. El planeta Tierra sigue teniendo mar y tierra, como siempre, pero ahora presenta otras formas geográficas distintas a los viejos continentes del viejo mundo, porque el planeta ha sido renovado, es decir, hecho nuevo.

Dios sería muy tacaño y roñoso si nos quitara el mar simplemente para que haya un poco más de terreno. Como dice el dicho: "Eso sería como desvestir un santo para vestir a otro". ¿Será por terreno? Precisamente va a haber millones de planetas más en el Universo Infinito que podrían ser habitados, muchos de ellos gigantescos.

¿Cómo va a dejar Dios que la humanidad esté apiñada en la Tierra, como en una lata de sardinas, con todo el espacio infinito que hay en el Universo? Eso no tiene sentido y sería muy poco generoso y amoroso por parte del Creador.


Además la limpieza y remodelación sobrenatural que tendrá lugar en la Tierra después del Milenio, podrían aumentar el tamaño del planeta.

Sí, efectivamente. Un poco de aumento en el diámetro de la Tierra puede suponer un aumento de muchos millones de kilómetros de territorio sobre toda la superficie del planeta. Es decir, que no está establecido que la Tierra tenga que tener exactamente el mismo tamaño que el actual, ni que vaya a tener la misma forma geográfica que tiene ahora. Todo puede variar, pero siempre a mejor.


El mar es un elemento imprescindible para la sanidad de un planeta limpio, puro y cristalino, y también lo es para su equilibrio geológico, ecológico, las lluvias, y para la necesaria complementación entre aguas saladas y aguas dulces del interior.

Además, hay miles de especies marinas y millones de seres marinos y vegetación marina, inocentes, que no tienen por qué ser exterminados por culpa de los errores y ruindades del ser humano.


Sería inconcebible que fuera eliminado el encanto de las playas tan bellas y saludables, y que tanto gustan a los niños, y a todo el mundo. Y por muchas razones más, el Creador no nos quitará el mar; sería un absurdo y actuar contrariamente a su amor y generosidad infinitas; sino que al contrario, el mar se mostrará más esplendoroso que nunca.

Todavía tenemos que ver otro texto bíblico que viene a confirmarnos también que en la Nueva Tierra habrá mar; se trata de Ezequiel 47: 1 y 8. Yahweh traslada al profeta Ezequiel ante la entrada y alrededores del Santuario que habrá en Jerusalén, durante el futuro Milenio de Cristo:

"Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente. Porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas.


El problema de las traducciones y manipulaciones en la Escritura


Con las traducciones hay que tener mucho cuidado. Con las traducciones pasa lo mismo que con las diferentes iglesias cristianas: todas ellas tienen una parte de verdad, pero ninguna de ellas tiene una doctrina con la verdad completa y perfecta al 100%.

En definitiva, todo este lío y follón del mar, que hemos visto, y que ha dado lugar a grandes malentendidos y no pocas discusiones, ha sido generado más que nada por el problema de las traducciones. A lo largo de la Historia, la Biblia ha sido traducida a más de 2450 idiomas, y muchas veces en cada idioma se han hecho docenas de traducciones diferentes, generalmente según las distintas confesiones.

No es lo mismo leer el texto original de Apocalipsis del apóstol Juan en el siglo I, que leer las traduciones en inglés, español o ruso en el siglo XXI, que muchas veces dan ganas de llorar; el sentido de las palabras de seguro que siempre va a perder un poco, nunca va a ganar en significado correcto.

La traducción errónea que vimos inicialmente, en este caso del mar, pertenece a la versión Reina Valera clásica de la Biblia, habitual en la mayor parte del mundo cristiano. E igualmente otras versiones han incurrido en el mismo error. Sin embargo el investigador bíblico debe contrastar las distintas versiones bíblicas cuando haya casos de conflictos, e ir a la traducción más correcta posible.

Esto sumado a las manipulaciones que ha introducido el Clero Vaticano en la Biblia a lo largo de los siglos, nos suma un cierto y pequeño deterioro del sentido del texto original. Afortunadamente todos los traqueteos que el Vaticano ha infligido a la Escritura están ya localizados y han sido desmontados por los eruditos bíblicos.

Cuando los traductores bíblicos de la época moderna compararon los evangelios más antiguos con la versión católica de la Biblia, descubrieron el pastel de las falsificaciones católicas de la Biblia, incluso pudieron identificar a los antiguos obispos y eruditos católicos que perpetraron tamañas tropelías con el texto sagrado. Aparte que la biblia católica tradicional había incluído libros apócrifos enteros, es decir, falsos, dentro del canon bíblico.

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