
¡Qué buena oportunidad para que los instructores les formen realmente, les alienten, les apoyen, les animen, y les traten con rectitud pero con afecto y dignidad!.. Pero me temo que para una buena atención y formación no han llegado al sitio apropiado...


¡Sí, definitivamente están como unos putos cencerros!. ¡locos de atar!.., ¡Más pasaos que las maracas de Machín los "hioputas"!...

Es como borrar un disco duro de un ordenador. Una vez que ya te han machacado y detruído, formatean y reconstruyen de nuevo tu psique desde el principio, diciéndote quién eres en realidad a partir de ahora y cuál será tu puta misión.



Sinceramente, yo quisiera preguntar a un psicólogo formado y competente, con experiencia, si el trato, o mejor dicho, el maltrato psicológico que reflejan estas imágenes, habituales en el mundo militar, puede ser bueno, positivo y edificante para la persona que lo sufre. Animaría a que las personas doctoradas en Psicología diesen su opinión profesional, además de las opiniones libres de cualquier otra persona que tenga a bien opinar.

Nunca he visto un caudal tan grande de ilusión, ganas, potencial humano y deseo de servicio, como todos aquellos jóvenes que quisieron reclutarse cuando yo también lo hice. Y cómo todo ese caudal gigantesco de ilusión y ganas infinitas de trabajar en aquellos jóvenes desinteresados, que hoy me parecen unos héroes por aguantar tanto, era dilapidado, despreciado y machacado sistemáticamente por todos los superiores que debían instruirnos.
Un Sistema dañino y destructivo para cualquier ser humano.
No se considera a los seres humanos, sino que son tratados como basura. Se explota y se trata tan vejatoriamente a los soldadillos, desde siempre y en todo lugar, porque no son más que ganado, carne de cañón de un sistema satánico; ni más ni menos.
La Ciudad y los Perros. Mario Vargas Llosa. 1963. Editorial Seix Barral.
Mario Vargas Llosa escribió una obra genial titulada "La ciudad y los perros". En este libro, el escritor peruano-español narra cómo en un centro de formación militar se obliga a unos jóvenes cadetes, casi adolescentes, a presenciar o a realizar actos aberrantes y alienantes, con la excusa de que iban a convertirlos en unos hombres duros, maduros y ejemplares.
Pero lo que sucede en la realidad es que esos inocentes jóvenes, que nada de malo habían hecho sino ingresar, con ilusión y buena disposición, en un centro de formación, salen después mutilados mentalmente y alguno físicamente, con sus personalidades desechas y deformadas, y con secuelas psicológicas de por vida.
Y volviendo a la vida real, muchas personas que han sufrido este tipo de experiencias traumáticas, de internamiento prolongado y permanente en centros militares, o también que han estado en frentes bélicos, y que han conseguido regresar a sus casas, han seguido teniendo fuertes pesadillas nocturnas durante los 3 primeros años después del licenciamiento.
En los casos más graves, las pesadillas de tormento no han cesado nunca en las mentes de estas desdichadas personas, y han seguido acompañándolas durante el resto de sus vidas.
Según se ha conocido, la tasa de suicidios en soldados que habían estado destinados en Irak y Afganistan, aumentó un 80% entre 2004 y 2008, aumentando también de manera significativa, entre estos veteranos, los casos de violencia doméstica y delitos sexuales.
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