Pobres, mendigos, vagabundos, sin techo, desarraigados, desahuciados, desamparados, abandonados....
Una imagen desgraciadamente habitual en nuestras ciudades. Hay personas que se encuentran abandonadas en las calles, sin tener un lugar donde ir, ni familia ni hogar.
A lo largo del año 2009 los madrileños fueron testigos de una cabezonada del Ayuntamiento de Madrid: ser la sede para los juegos olímpicos para el año 2016.
Pero resulta que cuando llegó la fecha de la Elección de la Ciudad Olímpica, hubo ¡tongo! cuando el Comité olímpico Internacional eligió a Río de Janeiro como la ciudad olímpica. Porque salta a la vista que a Río le faltan infraestructuras y no puede garantizar la seguridad de los visitantes, dada la inseguridad ciudadana salvaje que se sufre en Brasil.
Normal. Pues todos estos tinglados internacionales, como el COI, demostraron finalmente que, efectivamente, son unas mafias organizadas. Se ha sabido que los representantes que tenían que ejercer su voto, recibieron en secreto una "orden": hay que votar a Río. ¡!..,
¿Y quién dá esa orden, y por qué?... ¿Cómo se puede votar obedeciendo órdenes?...
En fin.... Lo triste es que además Madrid se gastó la friolera de 600 millones de euros solamente en promocionar su candidatura. ¿No es todo esto una gran locura absurda? ¿Cuántas personas podrían haber comido con 600 millones de euros?...
En octubre de 2010 el Ayuntamiento de Madrid gastó 454.000 euros, es decir, más de 75 millones de las antiguas pesetas, en promocionar el aniversario de la Gran Vía de Madrid mediante una campaña de globos amarillos en la ciudad de Nueva York.
Lo paradójico es que en esa misma avenida de Madrid hay personas tiradas en el suelo de las esquinas, pidiendo ayudas y limosnas a los ciudadanos que pasan. De nuevo tenemos que hacernos la misma pregunta: ¿Cuántas personas, españoles sin recursos, pueden comer y durante cuánto tiempo con 454.000 euros? Con ese dinero y con otros dineros más, que igualmente se dilapidan, se podrían haber construído varios comedores sociales y residencias para personas sin hogar.
Pero el problema no es el ayuntamiento de Madrid, ya que no es el malo único de la película, sino que son todas las instituciones públicas en general de toda España las co-responsables y cómplices necesarios de toda esta situación desastrosa y trágica de desatención a los propios ciudadanos españoles más débiles. Y lo mismo pasa en todos los demás países del mundo. Porque, por ejemplo, esa misma campaña de globos habría quitado mucha hambre a los pobres que duermen en las calles de Nueva York.
En otras comunidades autonómicas de España es peor todavía, ya que queman millones de euros en campañas de nacionalismo trasnochado y en abrir segundas embajadas inútiles, mientras hay ciudadanos de esas regiones que están tirados en las calles, sin casa ni comida. Todo por el bien de unos países fantasmas pero no por sus ciudadanos, que son víctimas del timo y del negocio de las patrias.
¿Tenemos derecho a gastarnos millones de euros en campañas fantasmas y proyectos vacuos habiendo la necesidad que hay?...
Los gobiernos y las administraciones autonómicas y locales deben servir preferentemente a las personas, que son los ciudadanos, que son la pieza clave y fundamental de una sociedad humana.
Todos los miembros del Gobierno español y del Parlamento van a dormir hoy tranquilamente, a pierna suelta. Al igual que todos los miembros de los 17 gobiernos autonómicos y sus respectivos parlamentos. Y al igual que todos los responsables de todos los Consistorios y de todas las instituciones oficiales.
Porque aunque hay personas, ciudadanos españoles, que están tirados por las calles, eso no le quita el más mínimo sueño a nadie. Todos van a dormir hoy muy felices y contentos. Porque mañana, en esos mismos parlamentos, van a impulsar otras inútiles quimeras de humo, proyectos malditos, con presupuestos también millonarios, parecidas al sueño olímpico de Madrid.
El jefe de la Misión del FMI, Fondo Monetario Internacional, que viene a ayudar a Irlanda, camina por Dublín, y pasa de largo ante un mendigo. Al parecer, hay que tener mucho dinero y ser uno de los grandes banqueros para recibir las ayudas oficiales.
El sueño olímpico se transformó al final en pesadilla. Ningún gobernante ni alcalde puede dormir tranquilo mientras haya seres humanos arrojados como colillas en las calles. Porque nadie puede dormir tranquilo mientras haya personas, compatriotas nuestros, tirados por las calles.
Este es el mundo de Satanás en el que vivimos actualmente, y ésta es la lección olímpica que hemos aprendido.
Los gobiernos no sólo no quieren atender a los pobres de la calle, sino que además los utilizan y experimentan con ellos hasta matarlos. Esto es lo que sucedió aquí en España, en 1988, en la llamada Operación Mengele. En aquellos tiempos estaba Felipe González como Presidente del Gobierno y el político socialista Jose Luis Corcuera como Ministro de Interior, el de "la patada en la puerta".
El servicio de inteligencia llamado Cesid, dirigido por el General Alonso Manglano, secuestró a varios mendigos para experimentar con ellos como cobayas humanas, probando extrañas inyecciones intravenosas, lo que costó la vida a al menos tres pobres personas abandonadas. Después, los mendigos, ya muertos, eran arrojados a la calle, siempre todo por la noche. Pero en realidad sabe Dios todas las personas que fueron víctimas o que sufrieron los estragos de estos matarifes secretos de la patria.
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