Según las doctrinas iglesieras, santurronas, y falsas, de la Cristiandad Apóstata Oficial, en el Mundo Occidental, se enseña a los cristianos que un día irán a vivir al Cielo, a una ciudad celestial, y allí serán unos seres desencarnados, espirituales y gloriosos, revoloteando todo el día con unas alitas, como los ángeles. Supuestamente, estaremos, con alguna forma fantasmal, oficiando rituales místicos y religiosos, por la eternidad, como sacerdotes sirviendo a la divinidad, o algo por el estilo.
Nada más lejos de la realidad. Nos han pegado el timo religioso del "cielo-mocho", desde hace miles de años. Este es un tema que ya lo hemos tratado de manera interesante en anteriores artículos. La mitología filosófica católica pesa mucho en nuestra cultura, y ya es hora de quitarse definitivamente ese chip falso católico-pagano de la transmigración de las almas y de la ida a un cielo.
Bebotitos angelicales revoloteando con sus alitas...
La Biblia sí afirma que en la siguiente vida, después de ésta actual, los cristianos seremos gloriosos, espirituales y sacerdotes, pero entendamos bien estos conceptos.
Cuando Dios creó a Adan, éste era una criatura sin pecado, hecho a la imagen y semejanza de Dios, y por lo tanto, era una criatura gloriosa, que reflejaba la perfección, la belleza, la armonía, y la gloria del Dios Creador.
Cuando resucitó Jesucristo, resucitó con un nuevo cuerpo glorioso; tenía una marca en su costado, señal del sacrificio realizado; bebió, comió y cenó con los discípulos, durante muchos días; caminó y convivió con ellos. Jesús tenía un cuerpo físico, y al mismo tiempo, era un ser glorioso. Para tener gloria o ser un ser glorioso, no hace falta obligatoriamente ser un ente invisible ni un ángel. Por todo ello, la Escritura dice que nosotros resucitaremos con cuerpos gloriosos; cuerpos físicos de carne y hueso, pero purificados, perfeccionados y gloriosos.
De igual manera, seremos seres espirituales, teniendo nuestros cuerpos físicos y materiales de carne y hueso. ¿Qué quiere decir esto? Pues que, aún siendo seres materiales, tendremos una esencia espiritual sobrenatural; tendremos ambas cosas, una dimensión espiritual, conectada con el Creador, y una dimensión material, formando una combinación perfecta.
Entendámoslo de otra manera: Ya somos espirituales; lo dice el apóstol Pablo en Gálatas cap 6 vers 1: "Hermanos, vosotros que sois espirituales". ¿Lo habéis leído bien? Los apóstoles, y ahora los cristianos, somos ya seres espirituales. No necesitamos revolotear con una alitas, ni ir a ningún cielo, para tener ya nuestra dimensión espiritual, dentro de nosotros mismos; reflejo de que somos creación de Dios. Entonces si ahora somos espirituales, en la nueva vida también seguiremos siendo espirituales, a la vez que seguiremos teniendo nuestros cuerpos materiales.
Dios no necesita más ángeles. Por el momento ya tiene suficientes trillones de ángeles. Creó al ser humano para que habitara y cuidara de la Creación y de la Tierra. Y resulta que por causa del hombre hoy toda la tierra está maldita, y todas sus criaturas sufren y mueren, por culpa del hombre. El fracaso del hombre hasta ahora ha sido espectacular. Jesucristo tuvo que hacerse hombre para remediarlo.
Exactamente igual ocurre con lo de ser sacerdotes. Apocalipsis afirma que, en la nueva vida que ha de venir, seremos sacerdotes de Dios Padre. Claro, pero para eso no hace falta estar encerrado en un templón fantasmagórico en un cielo, haciendo rituales místicos, ni encendiendo velas ni oficiando misas entre entes invisibles.
"Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo" 1ª Pedro cap 2 vers 25.
"Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio" 1ª Pedro cap 2 vers 9.
"Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios" Apocalipsis cap 1 vers 6.
Los cristianos verdaderos ya somos sacerdotes que sirven y cumplen la voluntad del Dios Altísimo, y Jesucristo es el Sumo Sacerdote. Pero todos nosotros y Jesucristo seguiremos teniendo cuerpos físicos y materiales, ahora y después. ¡¡Ya somos sacerdotes, sirvientes del Dios Creador, sin necesidad de hacer rituales ni misticismos, sin vestir sotanas ni vestimentas, sin tener alitas y sin vivir en ningún cielo!!...
En definitiva, que los cristianos verdaderos y genuinos, aquellos que se basan en las Sagradas Escrituras, YA somos seres espirituales y sacerdotes santos. No necesitamos ir a ningún cielo para ser lo que ya somos.
- ¡Sí, nosotras somos mujeres espirituales y sacerdotes!.. ¿Qué pasa?... Y también queremos recuperar nuestra gloria perdida de ser los seres supremos de la Creación...
¿Vas captando la idea de que los seres humanos siempre seremos humanos y que siempre viviremos físicamente en La Tierra?....
También actualmente reflejamos en algo la gloria del Creador, aunque es una gloria un poco caída y en vías de recuperación, desde que tuvo lugar el pecado original de desobediencia en el Jardín del Edén. Cuando regrese Jesucristo y resucitemos o veamos nuestros cuerpos transformados, entonces sí recuperaremos todo el brillo de nuestra gloria como criaturas de Dios, siendo seres perfectos, como Jesucristo y como los ángeles.
Así pues, que no te engañen. Ningún ser humano ha estado nunca ni estará, ni vivo ni muerto, en el Tercer Cielo en donde moran el Dios Padre y su Hijo Unigénito Jesucristo. Se trata de un lugar sumamente puro, espiritual, glorioso y santo.
"Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo". Juan 3:13.
Solamente, que yo recuerde ahora, dos seres humanos han sido los únicos testigos que "han visitado" el Tercer Cielo, pero no en forma corporal, sino de manera sobrenatural, como una especie de sueño lúcido o visión interactiva. Uno fué el apóstol Pablo, 2ª Corintios cap 12. Y el otro fué el apóstol Juan, autor del libro de Apocalipsis, ya que relata haber experimentado una serie de aventuras proféticas y descripciones sobre el Cielo, el Fín del Mundo y el Nuevo Reino en la Tierra.
Solamente Jesucristo, por cuanto una de sus naturalezas es humana, es el único "ser humano" sobrenatural que ha podido morar, entrar y salir del Cielo.
En cuanto a la Ciudad Celestial, es una Ciudad Virgen, que nunca ha sido habitada; que ha sido construída por entes sobrenaturales, y que está preparada para descender a La Tierra después del Milenio. Hasta que no baje la Ciudad Celestial a la Tierra, obviamente nadie podrá entrar en ella. No es un ascensor para subir y bajar a la gente. Aparecerá por primera vez, repito, aparecerá por primera vez, justo después del Milenio, no antes, descendiendo a La Tierra.
Los cristianos mártires que han padecido por Jesucristo, como Esteban y tantos otros, del pasado y del futuro, formarán parte de esa Realeza que reinará sobre el Universo, y morarán en el Palacio Santo o Ciudad Celestial. Una Ciudad Impresionante y sobrenatural que tendrá aproximadamente 2000 kilómetros de longitud.
Los demás cristianos de Infantería (de a pié) y personas sobrevivientes de la Gran Tribulación, vivirán felizmente sobre el resto de toda la Tierra. ¡Alguien tiene que habitar la Tierra, no? ¡No van a estar todos los millones de cristianos apretujados, metidos en un Palacio lujoso, y toda la Tierra deshabitada!!... La Tierra será para los seres humanos salvos, cristianos y personas de buena voluntad. Solamente los grandes Héroes de la Fé y los Mártires formarán parte de la Familia Real de Jesucristo y su Padre, y habitarán en el Palacio Real.
Sin duda, esos mártires cristianos, como el pobre Esteban, y otros muchos, se merecen un galardón. Ellos fueron perseguidos y sufrieron por causa de Cristo, siendo obedientes e inocentes, hasta la muerte. Será un privilegio extraordinario y un gran premio para ellos, concederles tanta dignidad, gloria y poder; más del que nunca pudieron ni siquiera concebir. Además, que serán los Príncipes de la Tierra y del Universo por siempre. Así lo prometió Dios, y se cumplirá. Apocalipsis cap 21 y 22.
No te preocupes si llegado ese momento tú no vives en el Palacio Real. El problema gordo lo tendrán aquellos inicuos que en el Juicio Final serán condenados, arrojados al Lago de Fuego, y destruídos.
Porque la Tierra será un vergel, un paraíso indescriptible, y un lugar maravilloso, en donde reine el Amor. Y tú estarás feliz, sano, joven, rodeado de amor y bienes, vivirás para siempre, en una magnífica casa, con tus tierras, con tu pareja, con tu familia, con tus seres queridos, etc... sin envejecer ni enfermar ni morir nunca. Todo eso y muchísimo más, por la Eternidad.